jueves, 27 de noviembre de 2008

El Brindis Mommio

La raíz es algo difusa. Ustedes comprenderán que si se pasa en el famoso Bar y Restaurante Karaoke 88 desde las cinco de la tarde hasta las dos de la mañana al menos cuatros días a la semana, eso es como 36 horas semanales y como 144 por mes. Bueno pero seamos claros en que no todos los días se corría con esa suerte. A veces ellos llegaban a escuchar La hora de los novios en Radio Musical, extraña costumbre tiene el Chino de poner música romántica en horario vespertino como para hacer la trancisión entre restaurate diurno y borrachero nocturno. Otras noches se llegaba tipo siete u ocho, después de las clases universitarias. De vez en cuando, veladas muy extrañas, se iban temprano como a las diez u once. Así que dejemos un cálculo en 25 horas semanales. Aún así son como 100 horas al mes de alcohol. Ustedes entenderán que no es fácil poner una fecha o recordar muy claramente cuando es que se inició esto del brindis que luego pasó a llamarse el Brindis Mommio.

Anótese que en honor a la verdad fueron los momios Manuel y Mando sus conformadores. Johan les acompañó de golpe, pero fueron sus cabezas desacomodadas las que le dieron cuerpo y sonido. Solo empezó como una cosa bulliciosa, un distintivo casi animal. Quien sabe, a lo mejor en el inconciente ellos marcaban terreno o buscaban llamar la atención del sexo opuesto. De lo que estoy seguro es que este cuento seria mejor narrado en Animal Planet y de forma perfecta por el Cazador de Cocodrilos.

No voy a perder tiempo explicando en que consiste el Brindis Momio, de seguro que ustedes ya lo habrán escuchado en un bar del circuito universitario o el apéndice del Barrio la California. Sino, ya lo distinguirán en el momento que lo escuchen. Ya pasaran por esa primera etapa de desprecio y la consecuente forma de aceptación para finalmente entender el modo de vida que se esconde detrás.

Si le ponemos una fecha, digamos que se originó antes del cumpleaños de Manuel en el 2007. Allí fue su bautizo. El día que Manuel cumplió sus 25 años la embriaguez del distinguido –estado natural de la iluminación por excelencia- guió su mano y garganta cual profeta y con baño de cerveza y vidrios quebrados de un litro de Pilsen bautizó el inicio de una nueva subcultura. Ese mismo día aparecería Hugo de plano en el grupo de amigos, pero eso será para otro post.

Tiempo después se fue distinguiendo más alto, más rudo y más masivo el grito de los compas para brindar. Más distintivo y calculado.

Pasa que pasó, alguien le distinguió como el Brindis Momio.

De allí a casi un año más tarde se le agregó un rabo al brindis. El escenario fue el blasfemo Buffalos. Pero es un agregado que no cambia el sentido. Cuantas personas han ido y venido, amistades y relaciones. Grados universitarios y trabajos. Ellos siguen procurando acumular horas de vuelo a la cerveza y brindando como siempre brindarán.

Los momios seguirán brindando por los bares y las calles de esta pequeña ciudad con cara de duros que no se avergüenzan por atraer la atención de otros tomadores que le destinan miradas de odio, celos, pena y una que otra chiquilla que sonríe (esto casi nunca pasa).

Si a vos te toca ver rota la rutina del escenario en un bar cualquiera por el grito de unos gordos borrachos, no los mires con desdeño, que el borracho de hoy es el mommio del mañana.


Escribió el mommio Johan

PD: Si quieren saber más del 88 no dejen de revisar este lugar.


1 comentario:

Anónimo dijo...

ese brindis casi me arruina el lance en mi cumpleaños!