lunes, 24 de noviembre de 2008

Sábado de trompos y Escazú

Hugo y Elmo llegaron a Bahamas, un bar de estructura pobre que se cree algo así como electropop y que se llena cuando los carajillos adinerados están sin plata, después de una odisea para regresar el carro de la empresa que se les varo de camino, allá por la Sabana. Allí se encontraron a Cristal y algunas amigas de ella que pocos minutos después Hugo describiría como "No, no, no, no, no..."
Casi al mismo tiempo llegó Johan al bar, recién salido del trabajo.
Los tres mommios se tomaron una birra en ese lugar y en poco se aburrieron. Decidieron hacer camino y aprovechar que Hugo andaba con el único carro de la empresa que no tiene GPS.
Así pasaron primero por el bar contiguo: AreaCity, otro chinchorro con aspiraciones poperas tipo ochentas. Elmo y Johan hablaban de la falta de encontrar alguien para el fin de año y de como el tiempo se acaba. Así surgió el concepto de que a mediados o en la tercera semana de diciembre la calle se pondría como el reino animal y que ellos se verían forzados a cazar en manada con la regla de compartir la presa. Mientras Hugo se sumó a la conversación y los tres muchachos empezaron a hacer muecas visuales de cacería, pasaron dos muchachas ni lindas ni feas a su lado. De esas jóvenes que tienen algún potencial oculto entre las miradas. Ellas volvieron con sus bebidas y se estacionaron junto a los mommios. Mientras ellos descifraban si hablarles o no, las chicas se fueron. El Pueblo, decidieron irse para el pueblo, que es un centro comercial de bares frecuentado por personajes peligrosos que degustan de disparar y hacer pleitos con botellas rotas.
Antes pasaron por la Chicha, otro de esos chinchorros josefinos que ven masificadas sus ventas con la organización de algunos conciertos y la selección de música más hip. Johan recordaba como le dio el primer beso a la innombrable en la mesa que se encuentra entre la barra y el baño de hombre, Hugo encontraba rasgos de su propia innombrable en las letras de algunas canciones de Pearl Jam y similares. Elmo notó la presencia de un hombre rubio muy borracho, si acaso de 30 años. Estaba desparramado en una mesa totalmente perdido del mundo. Entre un trago de cerveza y una broma volvieron a ver y el borracho tenía compañía, una muchacha linda, alta, nada despreciable le acariciaba la cara. Los tres rieron y comentaron que al rato les hacía falta emborracharse como idiotas para conocer a alguna mujer. Al poco tiempo la joven levantó al borracho como pudo, lo beso y los tres mommios dijeron: "Puta y ahora se van para el motel, maldito suertudo".
Se enrumbaron hacia El Pueblo, porque Hugo quería ir a un lugar menos melancólico. Llegaron y a la entrada el guarda no quería dejar entrar a Johan porque tenía un gorro de lana en la bolsa, Como si no ingresarán allí con pistolas y demás armas. Hugo se devolvió al carro para dejar el gorro. Cuando volvió empezaron a ingresar. Bares entre vacíos y patéticos. Pasaron frente a un lugar llamado Tarrico y vieron un par de muchachas guapas en la entrada, de esas que se merecen un Miauuu. Pero siguieron andando para orinar y ver que otro bar se encontraban. Nada, y decidieron entrar a Tarrico, cuando iban llegando las muchachas Miauu iban saliendo. Igual entraron y encontraron el mismo panorama de todos los lugares, una treintena de bates y como cinco gordas, ya todas tomadas por su puesto.
Lo de menos melancólico tampoco funciono. Al entrar y el "animador" se puso a hacer mofa de los despechados y sonó Navidad sin ti, o como se llame, de Marco Antonio Solís. Igual no se aguevaron y la cantaron. Un poco más duro fue la canción que siguió, la de Seré un buen Perdedor, de Franco de Vita. Se tomaron las dos birras de la entrada, hicieron un poco de malas bromas y jalaron.
Fueron a dejar a Elmo. Hugo preguntó por Mando. Johan replicó que no iban a ir hasta Cartago y Hugo preguntó que por qué no. Johan dijo que pues si, que por qué no. Pero Mando no contestó. Después de dejar a Elmo les dio por irse a Escazú. Ese loco de Hugo hacía correr al gajo de 4X4 a 120 kilómetros por hora y más, aún sin poderle meter la quinta. Llegaron rápido. Acomodaron el vehículo y se bajaron. De un carrazo alguien saludó a Hugo, y aunque le tomó tiempo darse cuenta, reconoció la señorita Sharon que le saludaba desde atrás.
Allí si había ambiente y el iluso de Johan que se negaba a reconocerlo, descubrió donde es que se ocultan las muchachas bonitas. Hugo propuso ir donde Sharon y Johan aceptó. Él no sabía que Sharon vive en Santa Ana, bien lejitos. Compraron un par de birras por jupa y cigarros en un bar donde no se podía caminar ni respirar de lo lleno que estaba.
Donde Sharon estaban otras dos amigas algo tímidas y que pronto se fueron a dormir. Hugo descubrió que eran las 4:30 de la madrugada y que tenía que trabajar temprano al día siguiente. Así que se devolvieron.
Al llegar a Mommiolandia (antigua Betania) se dejaron llevar por la estupidez e intentaron hacer un par de trompos en la rotonda. No se logró, no más se despedazó un poco el zacate de la rotonda.
Chau y a dormir.

2 comentarios:

yo, mando dijo...

¿Y yo me lo perdí? Noooo! Me toca reponer... ¡Qué bien el blog!

Naty dijo...

jajaja, ta vacilón, mommios.
besitos de una mommia? no sé... pero no quiero ser indeseable aquí!!